Marcos 2: 3-5 “Llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla… abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: Hijo mío, tus pecados son perdonados.”
Un techo separaba al lisiado del milagro. Pero eso no es impedimento para los buenos amigos; determinados, se las ingeniaron para que Jesús lo viera, y Él sanó. Por eso, tú y yo no le ponemos techo a nuestra fe limitando el poder de Dios.
Este fin de semana rompemos el techo de la incredulidad. Si cargas con problemas de trabajo o de negocio, de salud o de familia y no tienes solución, ven, acércate a Dios con fe y no te detengas. ¡Aunque el camino esté obstruido Dios premiará tu fe y determinación, y recibirás el milagro!
Ora conmigo; Padre amado, al leer tu palabra creo que todo es posible. Hoy decido vencer mis limitaciones. Avanzo por fe hacia mi milagro y vengo para recibir todas las bendiciones que tienes para mí y para mi familia. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Sábado!
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